Herreruela de Castillería
La Historia del Pueblo
Herreruela se asienta sobre una ladera en la cabecera del Valle de Castillería que desciende de este a oeste rodeado de montes de roble y haya a través de una parajes especialmente preservados del ahora Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
Algunos datos históricos, que la leyenda popular corrobora nos informan de que en unos corrales de ovejas junto a Herreruela fue vencido y hecho prisionero el caballero Don Álvaro Nuñez de Lara quien preparaba una emboscada al rey Fernando III hijo de Doña Berenguela, que acababa de ser proclamado Rey de Castilla (6 de junio de 1.217) y que en su peripo por territorios de las montañas burgalesas y palentinas se dirigía con su comitiva al castillo de Redondo por la Ruta de los Foramentanos.
Antes de descender hacia Herreruela el Rey debió apreciar el extraordinario panorama que se divisaba desde la falda de Valdecebollas con Espiguete y Curavacas al frente, más a la derecha el Macizo Oriental de los Picos de Europa y la Sierra de Peña Labra, el valle ancho y frondoso de Mudá a su izquierda y a sus pies Monte Ciruelo, cubierto de avellanos, robles, espesos matorrales, fuentes frescas, prados y abundantes ganados. Descendiendo hacia el valle de Castillería el casco urbano de Herreruela, lugar de la aventura anteriormente reseñada.
En la actualidad nos llama la atención entre los edificios de la localidad la iglesia de Herreruela con una portada de traza romántica de doble columna y arcos ligeramente apuntados que insinuan el pago al gótico como se refleja en la nave y bóvedas interiores. La espadaña destaca por su esbelta factura.
Próxima a la localidad se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Monte de origen posterior a la iglesia cuyo edificio está compuesto por una única nave con cubierta sobre las cerchas de madera y una cabecera de base aproximadamente cuadrada con bóveda nervada de piedra.
Las edificaciones en el casco urbano se asientan sobre la ladera en general sin un orden regulado. El mantenimiento de usos y costumbres ha permitido la conservación de características que dan personalidad a esta arquitectura de marcado acento popular. Su construcción responde a un sistema de elementos estructurales (vigas, postes y entablados) de madera de roble y muros exteriores de mampostería ordinaria vista o con revestimiento de morteros de cal y arena.
Las divisiones interiores son de entramados de madera rellenos de adobe, ladrillo o piedra revocados, En cuando a su tipología, en las más antiguas predomina el portón de entrada orientado al oeste, hacia el fondo del valle, formando un recinto cubierto por la vivienda y abierto hacia el corral o patio exterior.
Esta era la entrada principal de animales y personas. La cuadra ocupa parte del terreno excavado, de manera que se accede al pajar, situado por encima, desde la parte superior de la ladera.
En el Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de Pascual Mardoz (1845-1850) se cita como actividad de la época la cría de ganado vacuno, lanar y cabrío, y en agricultura, el cultivo de centeno y poco trigo. Hoy día se sigue ejerciendo la ganadería de forma tradicional. También se cita la caza de corzos, jabalíes, osos, liebres, conejos, torcaces y perdices.
Se refiere Mardoz en el diccionario a la fabricación y comercialización de piedras de molino como su principal actividad industrial. Hoy quedan en las montañas de los alrededores numerosas huellas de esta actividad en los hueco que dejó la extracción, en las piezas que se quedaron sin terminar o las que se rompieron en su elaboración. En los corrales y cuadras de Herreruela se han utilizado muchas de estas piedras circulares para sanear el terreno.
Sin embargo la verdadera diferencia entra aquella época y la actual la marca la población. Entonces había 186 habitantes a diferencia de los 19 actualmente censados (2020), un dato significativo del proceso de despoblamiento rural que ha caracterizado a los pueblos sobre todo a partir de la segunda mitad del desaparecido siglo XX.
De cara al futuro la renovación de las infraestructuras básicas así como el mantenimiento y la conservación de los valores tradicionales deberían ser los retos para una localidad que complementa las características propias del mundo rural con una naturaleza viva capaz de sorprendernos en cada uno de sus rincones.